Personas «llenas de días»

Personas «llenas de días»

pexels-andrea-piacquadio-3768120

Soy una persona “llena de días”. Dios me añade uno más cada 24 horas que, como dice el salmista, “presto pasan y emprenderemos vuelo”. Repitiendo lo que muchos me dicen, llegar a cumplir estos años más o menos de pie, es un privilegio y una bendición de Dios. Y va mi primera pregunta: los que no llegan, o llegan maltrechos, ¿no tienen la bendición de Dios?

Eufemismos

Y otra cosa más: nada de decir que soy “vieja” porque existen otros colectivos que me incluyen: Adulto Mayor, franja de la Tercera Edad…o Cuarta, quizás. Eufemismos, porque se dice que viejos, son los trapos. Además, son términos acordados por los sociólogos y otros científicos que hay que respetar. Y nada de Abuelos, porque no todos tienen nietos, o nos pueden decir: “yo no soy tu abuela”. Esto último es una lástima, porque ABUELA ¿no es una bella palabra, un hermoso nombre?.

La sociología me considera dentro de los “grupos vulnerables”, como a todos los ancianos. Tengo una larga lista de amigos y conocidos, varones y mujeres nacidos en la primera mitad del siglo XX que no son nada “vulnerables”….y si no, solamente miremos al Papa Francisco, que se planta con el Evangelio en la mano ante el mundo entero.

«Se redactan bellos proyectos “para” los ancianos, sin que a nadie se le ocurra trabajar con ellos»

También hay muchos decires sobre la sabia experiencia de los ancianos simbolizada en sus canas: “mientras florece el almendro”, dice el Eclesiástico, se acumula la sabiduría. ¿Es realidad, o es un mito? Me parece que los mitos se construyen a partir de realidades, y no podemos desconocer la autoridad y claridad de conceptos que nos regalan nuestros teólogos y obispos “mayores”. Pero veo que para muchos es un mito. Un mito que se repite, pero que, al no ser objeto de fe, no se tiene en cuenta. Se redactan bellos proyectos “para” los ancianos, sin que a nadie se le ocurra trabajar “con” ellos y considerar su mentada sabiduría, que queda relegada a arreglar los floreros, repartir la ropa de Caritas, rezar el Rosario, sin promover su participación con sus opiniones personales.

Promover al anciano activo

Bueno, el Espíritu sopla cuando quiere. Me dictó una palabra: promover, que me instó a resaltar. Se me van aclarando las ideas. Me parece que lo que quiero decir es que necesitamos PROMOVER al anciano activo, para que ocupe el lugar del cual es digno, y RECONOCER su derecho a ser considerado no solo en declaraciones y papeles, sino en la realidad, como un ser CON UN CORAZÓN QUE PIENSA .

Parece que las las preguntas que me hago las tengo que contestar yo misma, sumergida en el Evangelio y en la misericordia y justicia “como un mismo momento”, entregadas y recibidas. Mientras tanto, pediré perdón al Señor y a mis hermanos si no soy justa en mis apreciaciones, y perdonaré a mis hermanos cuando no son justos al valorar mis experiencias… y seguiremos conversando por el camino, en pos del Camino, en búsqueda de la Verdad, en la Vida de todos los días.

¿Qué tiene que ver esta perorata con los catequistas? Pues…dice el Eclesiástico, 25,3: «Si en la juventud no has hecho acopio, ¿cómo te encontrarás en la vejez?

El catequista va desgranando la Palabra de Dios en corazones ajenos dejando luces de los propios, que reflejan al Señor en sonrisas, abrazos, miradas y gestos, no solo una o dos veces a la semana sino todos los días y en todos lados. Hace acopio. Llena sus bolsos de sentido desde su vida de todos los días, así nomás, y mientras desparrama, se hace viejo, o vieja, y feliz. Por eso esto es para los y las catequistas en movimiento.

Yo, mientras tanto, seguiré soplando fuerte para que los huesos secos se reanimen, y pongo mi parte aunque, al fin y al cabo, estoy absolutamente segura que Yahvé cumple todos los días su promesa de ¡¡HACERNOS VIVIR!!

Beatriz B. de Carriego

Leave A Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Archivos